domingo, 4 de enero de 2009

Rosketville 15:30

Cuando Rita Hawkened finalmente subió al autobús concluyó una vez más en que la vida no es más que lo que cada uno, a sabiendas de su coraje elige vivir.
La razón por la cual había cogido el autobús de las 15:30 a Roosketville, era claramente por que ella decidió hacerlo. Así mismo, la razón por la cual había abandonado su casa, era simplemente, por que ella lo decidió así. Y de igual modo, el hecho de que hubiera abandonado su piso llevándose únicamente una tostadora como equipaje era sin lugar a dudas, algo que Rita eligió hacer.
El autobús llegó con tres minutos y cinco segundos de retraso. Al llegar se detuvo lentamente, y las puertas se abrieron a la par en sentidos contrarios con el sordo ruido característico de una nave espacial. Rita se quedó tres segundos contemplando las puertas del autobús, mientras otros cuatro pasajeros pagan el importa del viaje. Desde allí las puertas abiertas del autobús parecían una arriesgada y siniestra invitación a un destino ya trazado, o a todo lo contrario. Mientras contempló la puerta pensó cual de ellos sería su camino, si el inevitable primero o el confuso segundo. Pensó si el autobús sería en realidad una nave espacial capaz de llevarla a otro planeta. Pero Rita no vaciló. Entró, pago su billete y se sentó en uno de los últimos asientos, al lado de la ventanilla. Y se olvidó del destino y de las puertas que sonaban como naves espaciales. Al menos en parte.