martes, 10 de marzo de 2009

Bitácora del abismo

Quisiera por una vez llorar de desconsuelo, sentir en las mejillas el calor ardiente de una lágrima sentida, largo tiempo guardada y nunca cierta hasta el momento en el que nací en tus ojos.
Quisiera gritar y patalear de rabia al sentir el desprecio y el vaho colmado del hedor de la muerte que las palabras hechas cadáveres susurran en mi oído al salir de las tumbas que son los labios de la escoria humana.
Quisiera morir de pesadumbre y dolor y encontrar en ello la felicidad que me haga morir de amor, que eleve mi alma hasta convertirla en mártir del averno.
Quisiera vivir muriendo y no saberlo, y saberlo pudiendo enmendar el error de mi existencia bajo un cielo que no me ampara.
Quisiera sentir una lluvia molesta, como una ducha estropeada sobre los hombros, fundirme en el frío invierno y entrar en comunión con el murmullo del agua cuando pronuncia mi nombre al caer al suelo. Sólo cuando cae al suelo.
Quisiera no tener que escribir y poder escribirlo todo sin temor a engañarme, sin temor a olvidarlo todo.
Quisiera olvidar el miedo a perderme y perderme en el abismo hueco y oscuro de mi corazón, quisiera encontrar allí la paz mientras me precipito en la oscuridad para finalmente morir como una gota de agua. Y quisiera que, como una gota de agua, lo último que escucharan mis oídos fuera mi nombre, para no olvidarlo, para que no muera, para morir sabiendo que alguien lo pronunciará y seguirá vivo en él.