viernes, 23 de diciembre de 2011

Un cuento sobre Autoeficacia artística.

Lo que voy a decir a continuación puede que no sea acertado, que esté mal relacionado o que sencillamente parezca de perogrullo, pero me ha parecido una idea interesante sobre la que hablar y porque además me siento identificada como artista con este fenómeno. Todo el tiempo manejo dos conceptos en principio diferentes pero que guardan cierta relación, aprendizaje social y autoeficacia.

En primer lugar, las personas aprendemos básicamente por observación a otros, otros que son modelos a seguir por nosotros. Ocurre con cualquier cosa que se te ocurra. Ahora mismo no se me ocurre ningún artista que no empezara imitando a otros, o en un movimiento común del que después se desligaría y crearía su propio estilo. Algunos, como Juan Ramón Jiménez incluso llegarían a "borrar" su primera etapa artística como modernista. Jackson Pollock a pesar de sus iniciales intentos por pintar como todo el mundo, acabó dejando el lienzo en el suelo y pintando como más cómodo se sentía.
 Como ya he dicho, a la hora de desarrollar nuestras habilidades también nos inclinamos, al menos inicialmente a la simulación de otros artistas pero ¿qué modelos captan nuestra atención inicialmente? Según parece, existen varios tipos de modelos que imitamos con mayor frecuencia:
  • Las personas cercanas a nosotros, modelos que forman parte de nuestro entorno y con los que compartimos ciertas afinidades. También, aquellos con un estilo similar al nuestro pero que consideramos más "avanzado".
  • Atrayentes. Una personalidad interesante, una forma de vida admirable o unos principios firmes que nos hagan empatizar con los artistas.
  • Eficaces o que han sido recompensados por su trayectoria, aquellos que tienen éxito, viven de lo que les gusta o son competentes, famosos y reconocidos por el público.
De la misma forma, existe una serie de perfiles para las personas más propensas a imitar a otros. A saber, aquellos que se consideran incompetentes o similares al artista modelo en cualquier forma, principalmente.
Pero claro, por mucho que observemos a otros no siempre aprendemos, necesitamos más elementos y uno de ellos es la motivación.
Puede ser motivante que de forma externa seas recompensado, simplemente con el hecho de que tras imitar a modelo has coseguido lo que te proponías, o bien que tú mismo te conciencies de tus metas, te autorecompenses o te "autocastigues". En parte como siempre, depende tí estar motivado o no.
  Y ahora viene lo que nos importa, ¿qué es la autoeficacia? Según el modelo teótico de Bandura, es la forma en la que evaluamos nuestras capacidades, lo que nosotros pensamos que somos capaces de hacer o conseguir. No hay que confundir con autoestima, que es cómo tú te consideras tí mismo, independientemente de tus capacidades.
Es decir, según quien ideó esta teoría,  el aprendizaje tiene como fin último que tu nivel de autoeficacia aumente. Lo que viene a ser, que si imitas el modelo de forma eficaz, tu opinión sobre lo que eres capaz de hacer será más positiva. Es por eso que tener modelos a seguir en tu entorno y saber observar es tan importante para el desarrollo de habilidades.
Como artista al igual que todos he tenido mis más y mis menos, momentos en los que mi nivel de autoeficacia era bajo y me sentía frustrada, y otros en los que me veía motivada y capaz de realizar auténticas locuras, que si bien luego no realizaba tampoco me sentía mal por ello.
 Y esto es la bola de nieve que baja por la ladera de la montaña. Cuanto mayor sea tu nivel de autoeficacia, mayor será tu posibilidad de desarrollo, puesto que te impondrás mayores retos, ideas nuevas, te esforzarás más y enfrentarás con soltura los problemas que se te presenten, todo lo contrario a alguien que no tenga autoeficacia suficiente.

En conclusión, no tengan miedo de imitar si han empezado y deslíguense del "maestro" conforme sus habilidades mejoren, intenten desterrar el "no soy capaz de hacer eso" y piensen mejor que siempre hay alternativas que pueden ayudarte a mejorar, no tengan miedo tampoco de emprender nuevos proyectos o explorar nuevas áreas, hay muchas formas de arte, escultura, pintura, música, cine, costura, y miles de tipos de diseño, descubrir lo bueno que puedes llegar a ser en tantas cosas hará que puedas ser más capaz de mejorar en lo que quieras.


lunes, 16 de mayo de 2011

Renovarse o morir I: Viola Rose

Mucha gente crea sus propios OCs (Original Characters). Muchos, crean historias, mangas, comics o novelas que nunca verán la luz, la mayoría por una falta de pericia/ ganas/ tiempo o llámalo X. A mí también me pasa lo mismo, y tengo mis propios personajes, pero hace poco decidí que después de tanto tiempo merecían ser reinventados.

Físicamente, y psicológicamente, porque profundos y definidos como que no los tengo. De momento son carcasas vacías y hay que rellenarlas, y para ello empiezo por lo más fácil, la apariencia física. Eso es lo que va a representar la psique de cada uno, lo que quiero que muestren es lo que quiero que sean.

Así que manos a la obra, la primera en caer fue lógicamente, Viola Rose. Su nombre, Viola lo tomé de la película Shakespeare in Love, que a su vez lo tomó de la comedia del dramaturgo Noche de Reyes. Tras leerla, reafirmo su nombre. Rose es sólo...porque me gustan las rosas, suena bien y le da un aire romántico.
Nació la primera de cuando empecé a dibujar manga. Y en realidad, el primero de sus dibujos nisiquiera se podía considerar manga. Es el que aparece a la derecha. Me sigue gustando su pelo surrealista. La ropa es una burda copia del traje de Yuna en el Final Fantasy X-2. La verdad es que me pilló en esa época en la que descubría los RPGs, y eso influyó bastante.

A este primitivo peinado le saqué un flequillo largo y simple. La ropa fue cambiando según me convenía (cambio radical, vuelta a lo original) y no acababa de definirla, pero el corsé no falta nunca (es que me encantan). Psicológicamente tampoco, aunque sí tenía la idea de una mujer vital, risueña y orgullosa.


 Este, es el último (espero que de verdad) diseño que hice de ella, el definitivo y con sus ropajes usuales.
Le he cambiado el flequillo por algo más sofisticado, y  las puntas del cabello acaban rizándose. Para el diseño de traje me inspiré en la moda lolita. Antes le ponía pantalones cortos porque era lo más cómodo para luchar, pero he decidido que no quiero que luche como una espadachina de un RPG. Tampoco quiero tirarme por las típicas magias y que ahora lleve un báculo con una capucha, o decir que tiene un poder oculto porque es la reencarnación de un pepino de mar milenario maligno. Así que de momento, la dejo así de divina. Por si acaso, debajo lleva unos shorts.

Decidí conservar el púrpura como color predominante, pero en lugar de acompañarlo el negro me gustó más el contraste con el blanco. Así parece más una princesita.

Las caras siempre me salen mejor en el boceto. No he conseguido deshacerme de esa costumbre de hacerlas alargadas (y maduras), pero al menos me salen más redonditas y realistas. Tampoco es que quiera pintar kodomo.


domingo, 3 de abril de 2011