En esta tarde de Junio angosta
donde hasta empollan las langostas
he sentido ya el correr de varios días
sin tu presencia vaga y estrecha cortesía.
Hoy más que nunca
tu ausencia es largamente sentida
y en el trascurrir de las horas
se pierden mis
esperanzas y alegrías.
La necesidad me apremia,
la curiosidad me obliga,
la inquietud se vuelve desespero
más tu silencio es firme:
no puedo resistirme.
La proximidad del averno
me trae pensamientos horribles
mientras chrome me reitera:
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